Capítulo
XI: Los colores del viento
Restaurado Imperio Diplomático Méxcio-Tenochtitlan, Distrito
Federal
(99.28ºO, 19.34ºN)
13:20 - 23/nov/2010
La
casa de Fiorella e Isis se encontraba en total silencio por la
ausencia de sus habitantes, ambas hubieran partido un par de horas
antes hacia Egypto. Oculta en la calma, caminaba LIINHHN-i sin hacer
sonido alguno, olfateando, tocando los muros, abriendo puertas y
cajones por todo el lugar con remarcado cuidado en cubrir todo rastro
de sus actos. De a ratos en cuatro patas, la extraña joven escudriña
cada rincón como si buscara algo tan pequeño como un alfiler
evadiendo las ventanas y con pisadas tan imperceptibles como las de
un felino. Haciendo gala de memoria fotográfica retira todos los
discos de un librero en el cuarto de Isis y tras revisar el mueble
los coloca de nuevo en el exacto orden en que los había encontrado.
El Valhalla se estremece con el sonido de gritos y disparos, decenas
de soldados dan casa al último producto del experimento del
InfiniGen en los corredores y salas del tercer piso del complejo.
La joven homínido se esconde en un estrecho conducto de aire tras
huir de un contingente de militares, su cuerpo entero cubierto de
sangre ajena a penas muestra unos cuantos rasguños que poco a poco
se cierran mientras toma aliento escuchando el caos fuera de su
escondite, cuidadosamente extiende el mapa con que se estaba guiando
para leer en él una nota dejada en tinta roja al lado de un burdo
dibujo en forma de mariposa: “Busca la mariposa del color de tus
ojos, está rota, sólo queda un pedazo, está en el ala central del
piso 3, tienes que llevártela y destruirla”
A penas termina de leer, dobla el mapa velozmente al tiempo que se
apresura a salir rauda del conducto para quedar a espaldas de media
docena de soldados que sin si quiera tiempo para voltear la mirada
caen al suelo convulsionándose violentamente luego de que fueran
picados cada uno varias veces en cuello y rostro por un enorme
aguijón de escorpión en la punta de una cola similar a la de una
rata.
Al menor sonido proveniente del exterior de la casa LIINHHN-i se
quedaba estática mirando en aquella dirección por un instante para
luego continuar la búsqueda que pareciera carecer de objetivo pues
dejaba tras de si todo aquello que encontraba sin mostrar señal de
interés, frustración o molestia.
Meticulosamente había registrado ya toda la casa comenzando y
terminando en el cuarto de Fiorella, allí se detiene observando
desde el centro de la habitación cada rincón con especial atención
en los múltiples dibujos pegados en las paredes, recordando así el
que le había sido regalado, lo saca de una de las bolsas de su
pantalón y desdoblándolo cautelosamente se queda luego con la
mirada clavada en él.
Desde una ventilación la creatura de ojos ámbar observa un cuarto
vigilado por cuatro soldados que discuten acaloradamente sobre lo
inútil de su labor en consideración con la crisis que pasaban las
instalaciones, escasamente tres metros separaban a dichos individuos
de la rejilla desde la que eran observados, sin embargo, el primer y
estruendoso intento de salir de la creatura dobla hacia fuera sólo
parte del tejido metálico sin hacer espacio suficiente cruzar
llamando de inmediato la atención de los custodios quienes abren
fuego contra aquél pequeño espacio. Encerrada al frente y con un
largo y estrecho conducto a sus espaldas, LIINHHN-i puede hacer poco
por escapar de varios de los certeros disparos decidiendo así
lanzarse de nuevo al frente logra vencer la rejilla y salir, sin
embargo a penas se incorpora y sin entender cómo, su vista queda
cegada por completo, se siente mareada y sin control alguno de su
cuerpo mientras éste cede a la gravedad carente de fuerza, mientras
cae recupera poco a poco su mirada borrosa, trémula y sin
profundidad, para mirar el techo al tiempo que se desploma hacia
atrás azotando su peso entero sobre su espalda.
En el suelo, incapaz de moverse y con todos sus sentidos
confundidos, vagamente escucha a uno de los soldados festejar, los
otros se escuchan acercándose, los disparos se habían detenido un
instante antes, los hombres discuten mientras uno de ellos da una
fuerte patada en el vientre de la caída, lo que ella escucha pero no
siente, la claridad de su vista junto con sus otros sentidos vuelve
de a poco y su cuerpo se agita en espasmos a lo que los sujetos
reaccionan alejándose y apuntándole de nuevo. Sin embargo ella no
controlaba lo ocurrido, no podía pensar, no sentía nada.
Suspirando LIINHHN-i se sienta en el suelo sin perder de vista aquél
dibujo que Fiorella le había dado, se queda así largo tiempo, el
rostro sereno, la respiración relajada.
-¿Por qué no eres como los otros humanos? ¿por qué los demás
humanos son tan diferentes de mamá y papá?
Guardando el dibujo con la misma precaución con que lo hubiera
sacado se acomoda y abraza sus piernas con la mirada perdida, sin
gesto alguno comienza a silbar los mismos sonidos de un jilguero.
Frente a la entrada del ala central del tercer piso del Valhalla,
ante las incrédulas miradas de cuatro soldados yacía el cuerpo de
la prófuga creatura, un disparo más afortunado que certero había
hecho entrar una bala en el ojo derecho de la joven que al instante
se había desplomado, un creciente charco de sangre rodeaba cual halo
la cabeza de la víctima que tras unos instantes inmóvil comienza a
temblar mientras espasmos recorren su cuerpo y agitan sus
extremidades con creciente frecuencia; los espectadores apuntan sus
armas de nuevo pero uno de ellos los disuade con un movimiento para
luego acercarse sin perder la guardia. LIINHNN-i vuelve poco a poco a
escuchar, a ver, aunque la primera sensación que llena sus sentidos
es un terrible dolor mientras su gusto le revela sabor a plomo,
pólvora, sangre y carne quemada, su escasa conciencia devuelta le
hace intentar torpemente alcanzar el mapa en el suelo que escapa de
su alcance por centímetros murmurando a la vez: “Mamá...”
“Papá...”.
Los soldados se llenan de pavor al escuchar la voz humana y débil
de la creatura que parecía contar sus últimos momentos de
vida. Aquél más cercano se inclina a tomar el papel que trataba de
alcanzar la agonizante joven.
Con desesperación LIINHHN-i intenta hacerse obedecer por su brazo
queriendo evitar el extraño tocara si quiera el papel, pero su
control sobre su cuerpo vuelve despacio por lo que a penas puede
dirigir y alzar el brazo, sin embargo, en el momento mismo que el
soldado toca el papel su fuerza entera parece volver en un instante,
una ira incontenible nubla sus pensamientos y como si de un tigre
agazapado se tratara, salta desde su indefensa postura para morder el
cuello de aquél sujeto con fuerza tal que los otros presentes
escuchan huesos crujiendo y un ahogado quejido que a penas gorgorea
antes de apagarse. Reaccionando cuan rápido les permite la sorpresa
levantan sus armas para apuntar, lo que sin embargo parece hecho en
cámara lenta en comparación a los movimientos de la joven que
avienta el cuerpo de su primera víctima hacia uno de ellos al tiempo
que sus manos, coronadas con largas y afiladas garras, se clavan
hondamente bajo las quijadas de los dos restantes a quienes jala
violentamente para estrellar sus cabezas, los cascos retumban pero
ambos usan desesperadamente sus manos para tratar inútilmente de
evitar la asfixia causada por las profundas heridas en sus cuellos,
el último ileso de ellos, a penas se deshace del cuerpo que hubiera
caído sobre él es abatido con una mordida en el cuello.
Cuando la joven se incorpora para entrar a la antes custodiada
habitación, revela en su rostro la falta de uno de sus ojos dejando
en su lugar una carnosa cavidad en que venas se veían latir
aceleradamente aclarando el tejido rápidamente, luego de entrar al
lugar y dar unos pasos, no sólo su ojo se encontraba recuperado, si
no su cuerpo entero, sin embargo el sabor a quemado y pólvora, y una
sensación extraña en su cabeza la hacen tambalearse hasta quedar a
penas apoyada en la pared, sangre corría desde su recién recuperado
ojo goteando sobre el papel en su mano sin que pudiera evitarlo.
La melódica reflexión de la visitante se prolonga mientras su
mirada se concentraba en una fotografía pegada en la pared,
prácticamente oculta tras hojas con dibujos. En ella una Fiorella
irreconocible con el cabello medianamente largo en natural tono
castaño y un uniforme escolar, al lado de Marie quien compartía la
misma indumentaria.
-¿Ella es como tú?, ¿hay más gente como tú Fio?- Expresa
suavemente LIINHHN-i, en su voz se percibía melancolía. -¿por qué
eres así?...como papá-
De forma ágil y abrupta la joven se pone en pié de un salto y tras
un par de sigilosos pasos llega hasta la ventana desde la cuál
observa a la distancia el auto de Fiorella acercándose a la casa,
asegurándose de hacerlo fuera de la vista de la anfitriona la joven
visitante sale a la terraza y velozmente trepa al techo de la casa y
para cuando se disponía a alejarse se detiene mientras recuerda el
momento en que Fiorella le había ofrecido que la puerta de su hogar
siempre estaría abierta para ella, refleja en su mirada cierta duda
sobre qué hacer y termina por acostarse allí mismo, y quedarse
mirando el cielo mientras escucha a las habitantes de la casa llegar.
-No era tan difícil después de todo, y no creo que sea prudente
aceptar tanto dinero por un par de horas de trabajo- Dice Fiorella al
tiempo que comienza a subir las escaleras.
-Johanes será muchas cosas Fio, pero nunca tacaño, así que lo que
yo creo que no es prudente es despreciar su amabilidad, además hacen
falta unos focos para la casa y te acabaste mi champú- Contesta Isis
riendo al tiempo que sube detrás de su amiga.
Cada una va a su respectivo dormitorio desde los cuales charlan sin
cerrar las puertas.
Desde el techo de la casa LIINHHN-i escucha con detenimiento
mientras piensa en lo rápido que había otorgado su confianza,
sentimientos encontrados revoloteaban por sus pensamientos, las
escenas de la noche anterior y de algunos días antes se entrelazaban
con recuerdos más antiguos de su largo viaje sabiendo que había
encontrado algo que buscaba pero tal vez no estaba lista para manejar
pues su sentimiento de odio para con la raza humana era fuerte y bien
fundamentado, aunque también lo era el amor que había sentido por
los que llamaba sus “padres” y de quienes empezaba a ver mucho en
la joven con quien hubiera confesado sus orígenes días antes.
El cálido sol bañaba su ser entero y sus brillantes ojos ámbar
danzaban de lado a lado mientras a lo lejos muy en alto miraba a un
grupo de aves planear, su aguda vista detallaba para ella incluso las
plumas de aquellos animales mientras un suspiro coronaba su
meditación.
-Oye Fio, ¿Entendí mal? Creí que tu amiga “Lin” se quedaría
un tiempo, quería invitarla a ella también a ver el totalmente
renovado Egypto- Comenta alegremente la joven rubia irrumpiendo en el
cuarto de su compañera de casa.
-Bueno, si, pero ella, pues va y viene, ya sabes como tú, además
¿no querrías cruzar otras palabras con las demás personas que no
fueran publicidad?-
-Ah, no todo es publicidad, me gusta regalar experiencias gratas-
-Define regalar-
-De acuerdo, tú ganas- Concluye Isis mientras se retira de la
habitación riendo luego a coro con su amiga.
Ni un detalle de lo que ocurría abajo escapaba de los agudos
sentidos de la visitante en el techo, incluso podía escuchar los
latidos de de las habitantes, oler el perfume de cada una como si
estuviera a su lado, quizá nunca antes había prestado tanta
atención a un ser humano, nunca le habían importado los detalles
como le estaban atrayendo en ese momento, con determinación en la
mirada llega casi de un sólo salto hasta el borde del techo sobre la
terraza del cuarto de su anfitriona, tras dudar un instante baja y
toca la puerta.
El sonido proveniente del exterior causa aun breve sobresalto en
Fiorella quien se recupera al reconocer la silueta tras las cortinas
de la terraza.
Desde la otra habitación Isis escucha la exclamación de su amiga,
sin embargo permanece recostada sobre su cama hasta que el ruido de
la puerta de la terraza seguido de un saludo entre las otras jovenes
la hace reaccionar y levantarse para ir a buscar explicación para la
absurda situación.
-¿Qué hacías allá afuera?- Entra la bailarina con un gesto de
intriga casi cómico. -¿Y por qué no decías nada? ¿Se te cerró
la puerta o algo así? Qué mala eres Fio ¿por qué no le habías
abierto?
-Yo...- Comienza la extraña, siendo interrumpida por un ademán
imposible de interpretar por parte de la ingeniera. -Dije que te
explicaría todo. ¿Ahora es un buen momento?
-Depende, si explicar todo, incluye que me digas por qué estabas en
la terraza, adelante- Contesta la joven rubia mostrándose divertida,
interrumpida por el sonido de su teléfono móvil sale corriendo sin
dar explicación.
Aprovechando la situación Fiorella se acerca abruptamente a la
visitante y luego en silencio confirma que su compañera de casa
estaba al teléfono.
-Escucha, Lin, déjame hablar con ella antes, por favor.
-¿Debo entender que ella no es tan buena como dices o simplemente
que no entenderá?
-Lo segundo, te aseguro no es una persona malvada, pero lo estuve
pensando y creo que es mejor que se lo explique antes.
-De acuerdo...- Responde en tono suspicaz.
-Gracias.
Unos minutos después Isis vuelve al cuarto de su compañera con
evidente prisa.
-Fio, me voy, ¿te acuerdas de Humberto? ¡me invitó a salir!
-Qué bien, diviértete.
-No me esperes despierta- Concluye y se va la joven rubia sin
percatarse si quiera de la ausencia de Lin.
-Deus ex machina a mi favor para variar.